La cantidad de actividades que pueden realizarse con un compresor es inmensa y creciente, gracias a la variedad de tipos existentes en el mercado actual.
Por su durabilidad, robustez y adaptabilidad, los compresores de pistón son los más populares en la industria. Diseñados para el uso rudo y constante. Por su versatilidad, los encontramos en fábricas y talleres de todo tipo, autolavados, llanteras, estaciones de trabajo, etc. Dentro de este tipo, tenemos los libres de aceite, que se distinguen por generar aire totalmente limpio, debido a que están diseñados para funcionar sin lubricante; más compactos, silenciosos y de mantenimiento sencillo, capaces de operar de manera continua o intermitente, son una opción perfecta para el área médica, la industria alimenticia, farmacéutica y cosmetológica.
Existen también equipos con características especiales. Los compresores a prueba de explosión, por ejemplo, que cuentan con un switch a prueba de siniestros y están recubiertos con pintura epóxica; son utilizados en gaseras, refinerías y la industria petrolera en general.
También tenemos los de scroll con un alto nivel de eficiencia (hasta un 30% más que los compresores de pistón tradicionales). Modernos, resultado de la innovación tecnológica, son capaces de operar de manera continua y sin interrupciones. Ideales en la industria automotriz, electrónica, textil, química, alimenticia y farmacéutica.
Por su parte, los compresores de tornillo se distinguen por su fácil instalación, mantenimiento y operación, funcionamiento silencioso y, sobre todo, por su gran ahorro en el consumo energético (hasta un 50% menos de electricidad en los picos de arranque). Por su variedad, dan excelentes resultados en la industria de alimentos y bebidas, cervecera y del vino, textil, del papel, mueblera, de la construcción, automotriz, aeronáutica, metalúrgica, minera, sandblast, soplado de PET, entre otras.